Haber transitado por la bioética, conocerla y estudiarla a vuelo de gaviota, deja a todos sensación de haber pasado por la vida, haber captado tanto aprendizaje que es casi irreconocible la forma de pensar que se deja atrás, la forma de mirar los panoramas, los ángulos y los distintos factores de las situaciones, para dar paso a un sin fin de aprendizajes y experiencias presentes y otras que serán venideras y algunas más que fueron, son y serán vistas en retrospectiva, alimentando así la misma primera experiencia, dando paso a un sentir muy diferente del principio, diferente sentir comparado al de cómo antes se veía la vida sin una perspectiva bioética.
Se abre el paso la conciencia, conciencia de respeto a la diversidad de opiniones, que puede haber tantas como personas en el mundo, conciencia de tolerancia que tanta falta hace en estos momentos dentro de la sociedad, conciencia al ver al mundo como es y darse cuenta de todo aquello a lo que se es ajeno para abrir la mente y el corazón ante situaciones que en un segundo pueden cambiar el mundo de alguien o de algún grupo familiar o de algún grupo social.
Toca la emocionalidad y de pronto estamos ante un eminente darnos cuenta de que hace falta el equilibrio, hay que buscarlo, tomarlo y mantenerlo, para poder tomar posiciones neutrales, canalizar y filtrar la crítica para realizar juicios más acertivos y llegar a la integridad total entre las partes de un asunto. Es así como se toma de cuenta que equilibrar es la clave, sin emitir juicios de valor, para así lograr el beneficio de todos, sin perjudicar a nadie, y que se tome las riendas de la responsabilidad ante las decisiones que se deban tomar, afrontando las consecuencias y estar seguros de poder responder a ellas.Es por todo esto que nunca es tarde para aprender, siempre se está en evolución, en mejoría, cambiando y transformando las ideas, acordes a cada tiempo, a cada momento y espacio, listos siempre para seguir captando ideas, para continuar en el proceso de enriquecimiento de la mente, el alma y el espíritu, pues es con continuo movimiento de saberes, conocimientos, experiencias, análisis, que se logra ser un ser con gran calidad humana, preparados para afrontar situaciones con la mejor empatía y sencillez hacia nuestro entorno político, económico y social.
Se abre el paso la conciencia, conciencia de respeto a la diversidad de opiniones, que puede haber tantas como personas en el mundo, conciencia de tolerancia que tanta falta hace en estos momentos dentro de la sociedad, conciencia al ver al mundo como es y darse cuenta de todo aquello a lo que se es ajeno para abrir la mente y el corazón ante situaciones que en un segundo pueden cambiar el mundo de alguien o de algún grupo familiar o de algún grupo social.
Toca la emocionalidad y de pronto estamos ante un eminente darnos cuenta de que hace falta el equilibrio, hay que buscarlo, tomarlo y mantenerlo, para poder tomar posiciones neutrales, canalizar y filtrar la crítica para realizar juicios más acertivos y llegar a la integridad total entre las partes de un asunto. Es así como se toma de cuenta que equilibrar es la clave, sin emitir juicios de valor, para así lograr el beneficio de todos, sin perjudicar a nadie, y que se tome las riendas de la responsabilidad ante las decisiones que se deban tomar, afrontando las consecuencias y estar seguros de poder responder a ellas.Es por todo esto que nunca es tarde para aprender, siempre se está en evolución, en mejoría, cambiando y transformando las ideas, acordes a cada tiempo, a cada momento y espacio, listos siempre para seguir captando ideas, para continuar en el proceso de enriquecimiento de la mente, el alma y el espíritu, pues es con continuo movimiento de saberes, conocimientos, experiencias, análisis, que se logra ser un ser con gran calidad humana, preparados para afrontar situaciones con la mejor empatía y sencillez hacia nuestro entorno político, económico y social.
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